La vida de una monja es difícil. Toda su vida dedicada al Señor. Esta monja sexy se toma un recreo de su celibato y le hace una mamada a un hombre. Sentir la polla dura en su boca le altera los sentidos. Caliente como no lo estuvo nunca, se sube arriba del hombre y cabalga la polla mientras la tiene metida en el coño. Esa noche va a tener que rezar mucho